martes, 31 de mayo de 2011

Cuadros despreciables


Que el pop norteamericano es un anti arte surgido como reacción a las convenciones vanguardistas del expresionismo abstracto lo proclamaba uno de sus más conspicuos representantes, el pintor Roy Lichtenstein, para quien resultaba aborrecible que a finales de los años cincuenta fuera “difícil” conseguir “un cuadro tan despreciable como para que nadie quisiera colgarlo en la pared, cuando se colgaba cualquier cosa. Casi se aceptaba colgar una tela chorreante de pintura, a todo el mundo le parecía natural”. Junto a otros colegas, descubrió que lo único que les resultaba odioso a los coleccionistas de entonces era el arte comercial, la publicidad, el arte de masas en general, y se aplicó a mostrar en sus cuadros viñetas de cómics de cuatro duros, que reproducía proyectando diapositivas sobre los lienzos (La Voz de Asturias, 6 de abril de 2003).

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